Los irobs, la minoría étnica cristiana en riesgo de extinción por las guerras en Etiopía

Por Canal26

Jueves 1 de Mayo de 2025 - 04:55

Michael Teferi

Adís Abeba, 1 may (EFE).- La preocupación no ha dejado en paz a Hagos Hailu desde noviembre de 2020, cuando la devastadora guerra entre el Gobierno de Etiopía y la región norteña de Tigré empeoró todavía más las condiciones de su comunidad, los irobs, una minoría étnica predominantemente católica que ha visto su existencia amenazada por los recurrentes conflictos en ese territorio.

Cuando la guerra estalló, los irobs, que viven en el noreste de Tigré, fronterizo con Eritrea, vieron su territorio ocupado por las tropas de ese país, que apoyó al Ejército etíope en su lucha contra los rebeldes tigrinos agrupados bajo el liderazgo del Frente Popular de Liberación de Tigré (FPLT), partido que gobernaba entonces la región.

"Cuando las fuerzas eritreas entraron en los pueblos irobs, muchos habitantes huyeron a las montañas, dejando atrás a sus parientes ancianos. Pero las montañas no ofrecían refugio", dice a EFE por teléfono Hagos, que trabaja en una ONG local en la ciudad tigrina de Adigrat, fuera del distrito irob.

En una de las múltiples masacres que cometieron en Tigré, los soldados eritreos mataron a trece jóvenes irobs el día de Navidad de ese 2020, relata este hombre de 49 años con la voz rota. "Cuatro de ellos eran mis primos", añade.

Minoría católica

Los irobs son una de las dos minorías étnicas reconocidas en Tigré y su población es de alrededor de 60.000 personas, la mayoría de ellos católicos (aunque también hay algunos que son cristianos ortodoxos).

Hablan su propio idioma, el saho, que forma parte de las lenguas cushitas, como otros idiomas hablados en Etiopía -por ejemplo, el oromo o el afar- y como el somalí.

A lo largo de la historia, el territorio de los irobs ha sido la base de diferentes grupos rebeldes, como el FPLT o el Frente Democrático Revolucionario Etíope, una coalición de cuatro partidos de etnias mayoritarias que derrocó al dictador Mengistu Haile Mariam en 1991 e instauró la democracia en el país.

Los irobs tuvieron un papel prominente tanto en la lucha contra el régimen comunista de Mengistu, famoso por las purgas del "Terror Rojo", como contra los intentos colonizadores italianos en el siglo pasado y contra las tropas federales en la guerra de Tigré.

Aunque un acuerdo de paz auspiciado por la Unión Africana (UA) puso fin a esa última guerra en noviembre de 2022, los irobs no olvidan las atrocidades cometidas durante el conflicto y denuncian que las tropas eritreas siguen presentes en su territorio.

"Cuando estalló la guerra, recuerdo sobre todo el miedo y el silencio. La líneas telefónicas estaban cortadas y durante semanas no supimos si nuestras familias estaban vivas. Cuando por fin pudimos contactar con ellas, las noticias nos rompieron el corazón: habíamos perdido a muchos familiares", explica a EFE desde Reino Unido Rita Kasihay, miembro de la organización Sociedad Civil Irob Anina (IACS, en inglés).

Al menos 600.000 personas murieron durante el conflicto, según el mediador de la UA en la contienda, el expresidente nigeriano Olusegun Obasanjo.

 Ocupación eritrea

El pacto de paz no permitió a los irobs reconstruir su comunidad, denuncia a EFE un experto y trabajador de una ONG católica local bajo anonimato por miedo a represalias.

Según esta fuente, a día de hoy todavía un 60 % del territorio irob -cuatro de ocho subdistritos- se encuentra bajo control eritreo, algo que EFE no ha podido verificar sobre el terreno.

"El acuerdo sólo silenció las armas. No ha habido avances en la ayuda, la rehabilitación, la construcción de la paz ni la recuperación de tierras", señala el experto.

La disputa por la tierra no es nueva para los irobs. Después de que Eritrea se independizara de Etiopía en 1991, los contenciosos fronterizos desembocaron en otra guerra que causó decenas de miles de muertos entre 1998 y 2000.

Ese conflicto acabó con el Acuerdo de Argel firmado en diciembre de 2000, incluyendo la creación de una comisión para resolver los desacuerdos territoriales que dictó la cesión de varios pueblos del territorio irob a Eritrea.

Pero esa decisión no fue implementada formalmente por Etiopía, que se negó a ejecutarla de manera inmediata y sin debatirla, tal como exigía Eritrea.

Los irobs aseguran que se trata de una anexión ilegal y lamentan la división de su pueblo por la mitad, al denunciar que ni las autoridades de Tigré ni el Gobierno del primer ministro etíope, Abiy Ahmed, escuchan sus peticiones.

"Nos enfrentamos al hambre debido a la devastación de las tierras de cultivo y a la falta de ayuda humanitaria (...) No tenemos servicios sanitarios, agua, educación, ni oportunidades de trabajo. Si esto sigue así, el pueblo irob desaparecerá", advierte el experto. EFE

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